Escribo esto desde el trabajo aunque lo colgaré esta noche cuando llegue a casa. Desde la ventana veo un cielo azul, un brillante sol invernal y nubes que vuelan a toda velocidad pintadas en toda la gama de blancos, negros y grises que se pueda imaginar.
La amenaza de nieve prevista para hoy en la mañana en Madrid ha quedado en nada y es como si los tremendos esfuerzos que ha hecho el invierno desde que se instaló entre nosotros le hayan dejado exhausto después de infinidad de fechorías en forma de nieve, hielo, viento y muchísimo frío…
No me gusta el frío ni la lluvia pero prefiero un invierno tan desaforado como este a esos tristes días de enero y febrero en que las nieblas grises, los días oscuros, la humedad y el frío aplastan cualquier intento de actividad y vida con normalidad. En esos días el peso de la tristeza ahoga cualquier tipo de iniciativa y es como si la humedad oxidara todos los resortes de actividad, como si todo se muriese en medio de la indiferencia y el tedio…
Nadie ha descrito mejor estas sensaciones y este estado de ánimo que Fernando Pessoa en su Libro del Desasosiego:
“Hace dos días que llueve y cae del cielo ceniciento y frío cierta lluvia, con el color que tiene, que aflige el alma. Hace dos días (...) Tengo el corazón oprimido y los recuerdos convertidos en angustia”.
La amenaza de nieve prevista para hoy en la mañana en Madrid ha quedado en nada y es como si los tremendos esfuerzos que ha hecho el invierno desde que se instaló entre nosotros le hayan dejado exhausto después de infinidad de fechorías en forma de nieve, hielo, viento y muchísimo frío…
No me gusta el frío ni la lluvia pero prefiero un invierno tan desaforado como este a esos tristes días de enero y febrero en que las nieblas grises, los días oscuros, la humedad y el frío aplastan cualquier intento de actividad y vida con normalidad. En esos días el peso de la tristeza ahoga cualquier tipo de iniciativa y es como si la humedad oxidara todos los resortes de actividad, como si todo se muriese en medio de la indiferencia y el tedio…
Nadie ha descrito mejor estas sensaciones y este estado de ánimo que Fernando Pessoa en su Libro del Desasosiego:
“Hace dos días que llueve y cae del cielo ceniciento y frío cierta lluvia, con el color que tiene, que aflige el alma. Hace dos días (...) Tengo el corazón oprimido y los recuerdos convertidos en angustia”.
muchas gracias por pasarte por i blog, tengo un dia espantoso pero prometo que mañana leere y te comentare como dios manda.
ResponderEliminargracias