Aunque a veces me da la sensación de cierta frivolidad a la hora de hablar de este tipo de asuntos, sí que me gustaría compartir algunas reflexiones que al hilo del asunto se me han pasado por la cabeza en los últimos diez días.
La primera de todas es que, en contra de lo que a veces se pueda percibir, esta vez han funcionado de forma eficaz los mecanismos mundiales y nacionales de detección y prevención. Lógicamente no soy ningún experto y no tengo más información que el resto de los mortales pero la impresión que tengo es que existe un organismo supra nacional (OMS) que ha trabajado rápido y bien y que las autoridades sanitarias locales no han hecho demasiadas tonterías (bueno, el gobierno egipcio ha ordenado sacrificar toda la cabaña porcina cuando, a lo que parece, los pobres cerdos tienen poco o nada de culpa esta vez). Aunque parezca increíble, el asunto salió a la luz hace tan solo diez días. Da la sensación de que ya llevamos toda la vida viviendo con el problema pero no es así. 10 días, solo 10 días.
La segunda cuestión me ha surgido al hilo de las imágenes que he visto, casi todas de México, de gente que vive de forma permanente con una mascarilla en la boca. Es la constatación de que los humanos somo peligrosos para nosotros mismos. A la espera de las conclusiones y reparto de culpas de los iluminados de turno (¿será pecado, también, llevar mascarilla como lo es usar preservativos? ¿Esclarecerá el infalible Santo Padre la cuestión o preferirá callar en aras de mantener su, ya de por si dañado, índice de popularidad?) es terrible constatar una vez más el rumbo peligroso al que se encamina la humanidad. Según las últimas noticias, el nuevo virus es dañino en cuanto que es nuevo, desconocido, pero no parece que sea especialmente agresivo. ¿Qué hubiera pasado si, por ejemplo, hubiese sido un virus mucho más dañino, si el índice de mortandad fuera mucho más elevado? ¿Es posible que eso suceda hoy en día? ¿Tendríamos que limitarnos a"verlo" pasar como si una nueva Peste Negra se tratara?
Por último, mis pensamientos se dirigen especialmente a México, a la gente de México que está soportando y sobrellevando este asunto con una tranquilidad y saber estar absolutamente ejemplar. Toda la actividad pública suspendida y una cuarentena voluntaria que se está cumpliendo de forma ejemplar en un país acostumbrado a mirar a las cosas de frente y a incorporar a la rutina diaria los peores designios. Así ha sido siempre y así sigue siendo.
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